miércoles, 26 de mayo de 2010

2. Principales teóricos de la criminología

La finalidad de la criminología era encontrar el origen de los actos delictivos, la etiología del crimen. Con un carácter científico se ha tratado de dar respuesta a esta interrogante, sin embargo, las diferentes corrientes no han podido encontrar el móvil último del crimen, el cual permita eliminar y prevenir cualquier manifestación criminosa. Con esta intención, varias disciplinas (biológica, psicológica, jurídica y sociológica) han intentado dar una explicación que pueda resolver dicho problema. Cada una de ellas creyó tener una teoría que podría no sólo explicar el origen del delito, sino la forma de eliminarlo.

Para el inicio así como para la formación de la Criminología, no sólo como tal, sino como ciencia, fue trascendental la existencia y las aportaciones de tres hombres: Lombroso, a la cabeza de todo este movimiento; Ferri, como alumno y cercano colaborador de su maestro Lombroso; Garófalo el cual le da titulo a nuestra ciencia como Criminología.

Son estos tres hombres ilustres los formadores y precursores de la escuela positivas que es uno los antecedentes más importantes de la Criminología como ciencia.

Muchas han sido las teorías realizadas a lo largo de la historia en el campo de la Criminología que han intentado averiguar el origen y las causas de la delincuencia, desde los más diversos enfoques y corrientes científicas.
Así encontramos teorías de carácter endógeno y exógeno cuyo fundamento se basa en aspectos psicológicos, biológicos, sociales, etc. Realizadas sobre diferentes estudios e investigaciones empíricas [estadísticas policiales, judiciales y penitenciarias, Informes de autodenuncia (self-reporter studies), encuestas de victimización, comparaciones de
grupos, etc].

TEORÍAS DE LA CRIMINALIDAD. LA CRIMINOLOGÍA CLÁSICA
1. Teorías psicobiológicas
Los defensores de estas teorías tratan de explicar el comportamiento criminal en función de anomalías o disfunciones orgánicas, en la creencia de que son factores endógenos o internos del individuo, los que al concurrir en algunas personas les llevan a una predisposición congénita para la comisión de actos antisociales o delictivos. Del estudio de los rasgos biológicos o del estudio psicológico de la personalidad criminal tratan de obtener aquellos factores que predisponen a algunas personas al delito.
La tesis de LOMBROSO. La Escuela positivista italiana (FERRI y GAROFALO).
La doctrina se muestra prácticamente unánime al considerar que la Criminología, tal y como la conocemos hoy en día, con el rango de una ciencia empírica independiente del Derecho penal y de otras ciencias afines, se debe a Cesare LOMBROSO, quien fundamentalmente en su famosísima obra L’Uomo delinquente, desarrolló su teoría sobre el “delincuente nato” o “criminal atávico”
Mantenía LOMBROSO en base a sus estudios biológicos y antropomórficos
realizados sobre presidiarios que el delincuente era una especie de ser atávico “que
reproduce en su persona los instintos feroces de la humanidad primitiva y los animales
inferiores”, degenerado, marcado por una serie de anomalías corporales y cerebrales fácilmente reconocibles (mandíbulas enormes, pómulos altos, orejas grandes, frente prominente, insensibilidad al dolor, tatuajes, etc).
El delincuente nato se caracterizaba por los siguientes rasgos psicológicos:
 Insensibilidad moral.
 Precocidad antisocial.
 Vanidad.
 Imprevisión.
 Incorregibilidad.
La conclusión a la que llegaba no podía ser otra que la existencia de individuos
que debían ser considerados delincuentes desde su nacimiento, ya que estaban
fuertemente predestinados al delito.
Aunque matizando las ideas de LOMBROS, Enrico FERRI y Raffaele GAROFALO (los máximos exponentes junto al primero de la Escuela positivista italiana) otorgaron de igual modo un gran valor a los estudios basados en la predisposición biológica al delito, aunque también reconocieron que factores exógenos al delincuente, de tipo social, tenían influencia en la predisposición al mismo.
En la misma línea, GAROFALO dice que “existe una clase de criminales que tienen anomalías psíquicas, y muy frecuentemente anomalías anatómicas, no patológicas, pero con carácter degenerativo o regresivo, y a veces atípico, (...) que carecen, en fin, de todo sentimiento altruista y obran únicamente bajo el imperio de sus deseos. Estos son los que cometen asesinatos por motivos puramente egoístas, sin influencia alguna de prejuicios, sin la complicidad indirecta del medio social”.
Pero existen además para GAROFALO dos subclases de delincuentes, en los que se observa la influencia del medio social en la delincuencia. Al respecto dice: “Individualizada la primera por el escaso sentimiento de piedad. En su virtud pueden perpetrar acciones antisociales y de gran trascendencia bajo el influjo de estímulos sociales, políticos o religiosos. La segunda queda integrada por individuos carentes del sentimiento de probidad (sea por atavismo o herencia, potenciados con mensajes del medio social) que afecta, generalmente, a las formas menos violentas de la criminalidad”.
A partir de esta concepción, FERRI estableció su Ley de saturación criminal, según la cual “el nivel de la criminalidad viene determinado cada año por las diferentes condiciones del medio físico y social, combinados con las tendencias congénitas y con los impulsos ocasionales de los individuos”.
La defensa de estas ideas fue lo que originó que los autores de esta escuela fundamentaran sus teorías en el concepto acuñado por GAROFALO de temibilità o peligrosidad social. (En la segunda parte de esta obra, al examinar el modelo tutelar o de protección de menores, se observará con más detenimiento el modelo de tratamiento propuesto por la escuela positivista italiana para la delincuencia juvenil).

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